Poco a poco los constructores se empiezan a atrever con nuevos diseños, a menudo importados de otros países, y combinando varias técnicas se consiguen casas tan agradables a la vista como habitables, y a menudo ahorrando dinero. A inspiración de las antiguas casas islandesas ya se empiezan a ver más a menudo construcciones con tejados ajardinados, una alternativa que ofrece mucho más de lo que parece a simple vista.
Olvídate de las tejas, los tejados de pizarra por ejemplo generan gran impermeabilidad y aislamiento térmico y acústico, sin embargo, al ser negra absorbe mucho calor en verano, por lo que tiende a calentarse la casa justo cuando no se necesita.
Si incorporas una capa de plantas de unos 30cm retiene una gran cantidad de calor que de manera natural se escapa de la casa a través del tejado. Igualmente, al estar éste aislado por la vegetación, impide que se sobrecaliente en exceso en verano. Con esto conseguimos un doble objetivo, no perder calor cuando hace frío y mantener la estancia fresca en los meses de calor.
Además el mantenimiento de los tejados ajardinados es relativamente sencillo, porque el agua de la lluvia suele ser suficiente para mantener el tejado en buenas condiciones la mayor parte del año. Lo ideal es que la parte de arriba de la casa, el tejado, esté en contacto directo con el suelo, de manera que no haya una diferenciación real en la parte que acaba el césped del jardín y empieza el tejado. De este modo tendríamos una integración completa de la casa en nuestro entorno, lo que en términos ecológicos es ideal, además del ahorro que tendremos en cuanto a la climatización de la vivienda.